¿ COMUNICADORES O MERCADERES? Por: Oscar Henao Giraldo Blu radio tiene en su spot publicitario, un mensaje que no se aplica en la práctica periodística a la letra dice ”el periodismo no es amigo del poder lo vigila” campaña falaz acompañada de verdades a medias claramente sesgadas y manipuladas; información amañada según los intereses de quienes procesan los hechos reales para acercarlos a sus seguidores y de paso hacerle daño a otros. ¿ Es esa la intención comunicativa de un periodismo objetivo? Por supuesto que no. La ética periodística que de verdad vigila el poder, es aquella que investiga y sobre hechos, denuncia las arbitrariedades de quienes las cometen, sin entrar a hacer juicios de valor, ese rol es para los jueces de la republica que una vez analizados las circunstancias y determinadas las responsabilidades se dictamina un veredicto; mientras tanto la amplificación de algunos medios irresponsables de narrativas tendenciosas le hacen mucho daño a la sociedad colombiana. Hoy Esos dueños de la verdad entre comillas lanzan aseveraciones temerarias de las cuales en muchas oportunidades develan sus oscuras intenciones y desdibujan su función social; el periodismo de los grandes oligopolios se constituyó en la voz avasallante del empresario que además de su fortuna, cuenta con un emporio de las comunicaciones que como en la tauromaquia le sirve de estocada certera para doblegar a sus opositores. La comunicación está al servicio del poder, no lo vigila, cohonesta con él . Busca repetir mentiras hasta convertirlas en postverdades. Ese en últimas es su objetivo, el de construir relatos desde su visión egocéntrica para patentar sus rastreros intereses. Escuchar Los medios tradicionales de comunicación genera urticaria, cada vez están más obsesionados por el chisme y los murmullos versus la directores alquilados al mejor postor en este caso, de medios que construyen narrativas desde su imaginario; en algunos casos para expresar su resentimiento hacia el presidente que a pesar de su campaña de desprestigio no ha logrado voltear el resultado de las justas eleccionarias pasadas y para su frustración hoy sigue dando bandazos, buscando motivos que alimenten su profunda desazón. Quienes desprevenidamente leemos sus diatribas y por reflejo nos llegan sus ácidos comentarios notamos su carga negativa frente a quienes se atreven a cuestionar “sus profundas “y muy sesudas argumentaciones” entonces sacan su artillería, acribillan a sus adversarios y usan su poder mediático para silenciarlos. Da coraje escuchar medios tratando de colocarle agenda al gobierno del cambio, envalentonados creando historias tan falaces como sus mensajes de doble moral, tratando de vender una independencia que no les pertenece y que hace rato le empeñaron a las corporaciones para las cuales alquilaron sus servicios. Lo más triste es que andan defendiendo empresas como si sus jefes se las fueran a heredar. En conclusión se hace necesario democratizar las comunicaciones, propiciar espacios para los medios alternativos y que estos se fortalezcan para una sana competencia a los monopolios de comunicación existentes y de esta manera se desvirtúen las infamias construidas desde el poder financiero de los zares de la comunicación que desde hace mucho colocan presidentes que gobiernen a su libre arbitrio y en contra del constituyente primario, como quien resultó elegido fue un hombre de la entraña popular, las huestes de la oligarquía han comenzado la cruzada de desprestigio que no les funcionó en las urnas, utilizando las ías esas instituciones que apelan a todas las argucias para entrampar funcionarios y generar tormentas perfectas que les ayude en el desequilibrio institucional y de esta manera legitimar el despropósito de defenestrar al presidente o eliminarlo. Cierro mi opinión con el aforismo “La voz del pueblo es la voz de Dios” será entonces ese constituyente primario bien informado y con el mandato que le da la carta magna, quien devele las intenciones maquiavélicas de esas legiones fascistas y malas perdedoras que hoy pretenden legitimar mediante la falacia la corrupción reinante a lo largo de tantos años y a la que por primera vez se quiere poner freno. Nos queda la tarea de infórmanos mejor y no solo con los titulares amarillistas de las corporaciones de comunicación que solo ven el punto negro en la sábana blanca. Digámosle SI,SI,SI a la consulta popular , así unos pocos se hayan abrogado el derecho de coartarnos la libertad de elegir una vida laboral digna y justra. OHG.